Es difícil hacer honores con palabras al ciclista más completo que la piel de toro ha conocido en toda su historia. Representar la grandeza espiritual y el talento deportivo que posee. Alejandro Valverde se puede intentar hacer con los números -y tendríamos para varias páginas-, con momentos y el video sería todo un largometraje- con adjetivos -resultando muchos de ellos desaforados. Es, sencillamente, el ‘Bala’. El hombre humilde, familiar, sencillo, cuya talla deportiva tiene su reflejo en una calidad difícil de encontrar en un líder. Cuida a los medios, aprecia a sus compañeros, deleita a sus fans. Un tipo inigualable. Para 2017, el ‘Bala’ vuelve a marcarse pequeños grandes objetivos. Tiene las cuentas pendientes con la corona de oro y la il Lombardia, las pruebas donde lleva el tiempo brillando -y en las que pueden ganar sin problema, pero en las que el punto de llegar al escalón más alto del podio. Quiere llegar a las 100 victorias de profesional, y al inicio de la campaña el solitario solo tres. Y quiere volver a ayudar a Nairo Quintana en el Tour de Francia, y desestacar en la Vuelta, y volver a celebrar en las Ardenas … sin que su cuenta de días de competición se vuelve a los 92, con las tres ‘ grandes ‘(3º en el Giro, 6º en el Tour, 12º en la Vuelta) y los Juegos Olímpicos incluidos, de 2016

El año 2016 de nuevo volvió a ser víctima de las caídas en las primeras etapas del recorrido, que le obligaron a la retirada. En la Vuelta a España no pudo triunfar, pero de nuevo protagonizó su enésima hazaña al lanzar un ataque de salida en la etapa 15 que eliminó al equipo Sky y dejó a Chris Froome sin opciones de victoria, poniendo el maillot rojo en manos de Nairo Quintana. Fue su último año en las filas del Tinkoff, que abandonó el ciclismo. Alberto Contador, tras una magnífica victoria en la Vuelta al País Vasco de 2016, anunció que aplazaba su decisión de dar por finalizada su carrera al final de esa temporada y posteriormente firmó con el equipo Trek-Segafredo, con el que en 2017 prepara de nuevo su asalto al Tour de Francia, tras un inicio de temporada excelente y la certeza de estar un año más en plenitud de facultades físicas.

Ya en las filas de su nuevo equipo, el Bora-Hansgrohe, Sagan disputó el Tour Down Under para preparar las clásicas de primavera. Estuvo cerca de acariciar la victoria en tres etapas al sprint, donde fue segundo tras un dominador Caleb Ewan. En la Omloop Het Nieuwsblad, al igual que el año anterior, fue segundo tras Van Avermaet, aunque un día después se sacó la espina ganando la Kuurne-Bruselas-Kuurne. En Italia, Sagan se vio obligado a abandonar por enfermedad en la Strade Bianche.